lunes, 7 de abril de 2008

La Angustia de la Culpabilidad

Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” Colosenses 2:13, 14


Jim te ves tan distante. ¿Qué pasa?” Bev estaba preocupada. Su esposo ya no la miraba a los ojos cuando hablaban, y parecía no tener ningún deseo de intimidad sexual. Aunque él jugaba con sus dos hijos, había un abatimiento en él. “¿Estás bien?” preguntó ella otra vez. “Sé que pasa algo malo”. Jim evadió la pregunta de su esposa. “Todo está bien”, contestó. “Simplemente estoy cansado por tantas horas extras en el trabajo”. Sin saberlo su esposa,

Jim había venido a las oficinas de Amor en Acción unos cuantos días antes. Durante su primer sesión de consejería, él confesó que había sido infiel a su esposa. Varios meses antes, había tenido un breve encuentro sexual con otro hombre. Ahora Jim no podía sacar esto de su mente. Se despertaba bañado en sudores fríos a media noche y pensaba sobre las consecuencias que ocurrirían si su esposa se enterara. Se preocupaba por que la demás gente de la iglesia se llegara a enterar sobre su problema. Jim comenzó a mostrar síntomas físicos del stress. Tuvo tan severos ataques de migraña que en varias ocasiones, tuvo que dejar su trabajo e irse a casa más temprano. “Esta es una consecuencia de mi pecado”, se decía a sí mismo. “Voy a tener que padecer esto y soportar esta carga”. Pero se preguntaba cuánto tiempo podría soportar esto sin estallar.

Culpabilidad. La situación de Jim no es tan terriblemente inusual. Algunos hombres se casan para superar los sentimientos homosexuales, luego descubren demasiado tarde que el matrimonio no es una “cura” para los asuntos sin resolver en sus vidas. Si la infidelidad llega a ocurrir, la culpabilidad resultante sumerge al matrimonio dentro de un triste y vacío acertijo. El pecado en nuestras vidas produce culpa.

En Romanos 8:10, el cuerpo es llamado “muerto” a causa del pecado y la culpa. Es como si nuestro espíritu hubiera muerto y nuestro cuerpo fuera pronto a seguirle. En la iglesia, cuando llega el tiempo de la comunión, podemos pasar los elementos, pensando que somos demasiado indignos para recibirlos. Podemos desear acallar nuestra conciencia, pero en vez de eso, nuestro corazón está acusándonos (1 Juan 3:19). Cuánto deseamos que fuéramos sin culpa y puros, pero nuestro pecado no puede ser deshecho. Hay varias palabras en el griego para culpa. Significan “permanecer acusado, cargado, culpable”. Ser acusado por otra persona es malo, pero aun peores son las acusaciones de nuestro propio corazón. Sabemos sin duda alguna que somos culpables.

Camino de vida. Para algunos cristianos, la culpa ha llegado a ser un camino de vida. Ellos sienten que el único camino mediante el cual pueden venir delante de Dios es venir sintiéndose culpables. “Dios espera que nos sintamos culpables porque somos muy imperfectos”, dicen ellos. Pero la culpa no es la llave que abre la puerta para la comunicación con Dios. ¿Quién siente el tormento de la culpa? Todos lo sentimos en muchas circunstancias diferentes.

Los padres tienen que atravesar por montañas de culpabilidad cuando descubren que su hijo o hija tiene problemas de homosexualidad. La esposa de un hombre homosexual a menudo lucha con falsa culpabilidad. “Si tan solo hubiera sido mejor esposa”, se lamenta. “Si tan solo me hubiera mantenido más atractiva, mi esposo no hubiera buscado otro compañero sexual”.

Decisiones. Pero la culpabilidad no está confinada a fracasos sexuales. Todos decimos cosas de las cuales nunca podremos retractarnos, tomamos malas decisiones, y nos herimos a nosotros mismos y a los demás día a día.

Satanás toma total ventaja de nuestra debilidad y trae acusaciones punzantes contra nosotros en cada oportunidad. Satanás trata de derrotarnos mediante nuestros propios fracasos. Él trae separación entre nosotros y Dios, así como entre nosotros y los demás. Sus acusaciones son condenatorias, sin ofrecer ninguna esperanza o salida excepto la solución final, el suicidio. Debido a que estamos hechos a la imagen de Dios, Satanás desea eliminar de la tierra todo aquello que le recuerde a Dios. Mirando a nuestro alrededor, descubrimos que él está logrando sus propósitos, a menudo sin ninguna oposición. Por otro lado, el Señor nunca condena. Él puede traer castigo, pero cuando Dios está hablándonos, hay siempre un camino de salida, una solución que trae vida y paz.

Una de las trampas del enemigo es traer tentación la cual encuadra perfectamente con nuestra debilidad. Mientras luchamos, él nos dice que la tentación es pecado y que por tanto somos culpables. Él trae culpabilidad juntamente con la tentación. Stan estaba caminando un día. Él sabía que el vecindario era un área de contacto gay. Un carro fue aligerando su marcha, luego se detuvo. Un hombre abrió la puerta del carro e hizo señas a Stan para que se subiera. Él impulsivamente obedeció. Mientras que el hombre comenzaba a tocarlo, Stan volvió en sí. Tengo que salir de aquí, pensó. En la siguiente luz roja, Stan abrió la puerta y salió del coche. Aun cuando escapó de la situación, fue inundado con culpabilidad. “Nunca cambiarás”, le susurraba Satanás. “Has cometido un grave pecado contra Dios. Puedes también dejar de intentarlo”. Por supuesto, que todos estos pensamientos eran falsos. Contrario a lo que Satanás le estaba diciendo, Stan había ganado una victoria. Sí, él intencionalmente se abrió a la tentación, pero cuando Dios proveyó una vía de escape, él la tomó. Él tomó la decisión correcta.

Trampa de perfección. Mucha gente de trasfondo homosexual tiene un elemento de perfeccionismo en su vida. Como se han sentido inaceptados por la sociedad, resuelven hacer las cosas bien de tal forma que no sean criticados. Pero cuando toman malas decisiones, son abrumados con auto-condenación. Ellos esperan perfección, pero no pueden vivir de acuerdo a sus propias expectativas. Luchan con la culpa de pecados cometidos después de haber venido a Jesús. A menudo pasan al altar una y otra vez para ser “salvos”. Pero la salvación es un suceso de una sola vez. No es a través de una repetitiva experiencia de salvación, sino por medio de la confesión y el arrepentimiento que continuamos hallando perdón y alivio de nuestra culpabilidad.

Debemos ser honestos delante de Dios y de aquellos que nos rodean. “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. (1 Juan 1:8, 9) Jesús quitó nuestros pecados cuando los clavó en Su cruz. Col. 2:14). Cuando Cristo murió en la cruz, todos nuestros pecados estaban en el futuro. Por tanto Él murió por todos los pecados: pasados, presentes y futuros.

Dios se aflige cuando caminamos bajo una nube de culpabilidad. Él quiere un pueblo de poder, un pueblo de gozo, un pueblo libre de condenación del enemigo. “Pero”, alguien puede argüir, “podemos ser liberados de los pecados del pasado, pero aún podemos vivir con las consecuencias”. Esto es verdad. El hombre cuya esposa se divorció de él a causa de su infidelidad debe vivir con las consecuencias de su pecado. Sin embargo Dios no está siempre allí para recordarle constantemente de sus fracasos. El Señor es el gran Restaurador. Él trae nueva vida, nueva visión y nueva plenitud. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. (2 Cor. 5:17) Caminemos en la plenitud de nuestra herencia, para la gloria de Dios.

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Las Cuatro Etapas de la Sanidad por Douglas A. Houck

La Dra. Elizabeth Moberly, en su libro "Homosexualidad: Una Nueva Ética Cristiana" (en inglés), define la condición homosexual como "una carencia en la habilidad de un niño/a para relacionarse con el padre/madre del mismo sexo, en general, [junto con] el correspondiente impulso a compensar dicha carencia -- a través de relaciones con el mismo sexo o relaciones 'homosexuales'". La persona homosexual busca llenar la legítima necesidad de amor, a través de medios eróticos.

La necesidad de amor del mismo sexo es una necesidad normal, legítima de toda persona. Algunas personas logran llenarla de forma satisfactoria y viven vidas completamente normales. Otras, que intentan ignorar la necesidad de amor del mismo sexo, experimentan síntomas de interacciones heterosexuales quebrantadas o desesperadas. Para aquellos que experimentan impulsos homosexuales, la necesidad no puede ser ni ignorada ni aparentemente satisfecha.

Creemos que el amor hacia el mismo sexo forma parte del orden creado por Dios. La liberación de la homosexualidad no implica eliminar esta necesidad. El encontrar liberación involucra un proceso de satisfacer la necesidad de amor y mantener su estado saludable. Este proceso involucra cuatro etapas distintas: a) cambio de comportamiento, b) mayor auto-estima, c) profundización de relaciones con el mismo sexo, y d) el descubrimiento de relaciones heterosexuales o con el sexo complementario.

PRIMERA ETAPA

El llamado a la obediencia

El primer paso para cambiar cualquier aspecto de la vida involucra cambiar el comportamiento. Los cambios de comportamiento en sí mismos producen una nueva percepción de quien uno es. A lo largo de las Escrituras, encontramos constantemente mandamientos a obedecer -- sin importar qué es lo que podamos sentir en ese momento.

Génesis 4:6-7 nos da el ejemplo de Caín. El Señor le dice a Caín, "¿Por qué te enojas y pones tan mala cara? Si hicieras lo bueno, podrías levantar la cara; pero como no lo haces, el pecado está esperando el momento de dominarte. Sin embargo, tú puedes dominarlo a él". Esta conversación tuvo lugar antes de matar Caín a Abel.

Para la persona que está luchando con la homosexualidad, esto significa cortar rápida y completamente toda asociación con el estilo de vida homosexual --incluyendo a personas y lugares, como amistades gay, bares gay, grupos pro-gay como la Iglesia de la Comunidad Metropolitana, Evangélicos Preocupados e iglesias liberales que apoyan a la persona homosexualmente activa.

En esta primera etapa del proceso de transformación, Dios simplemente nos llama a obedecer. En Ezequiel 33, el profeta anuncia la Palabra de Dios: "¡Deja esa mala vida que llevas!... Y si condenó a morir a un malvado, y éste deja el pecado y actúa bien y con justicia... y cumple las leyes que dan la vida y deja de hacer lo malo, ciertamente vivirá y no morirá" (vs. 11, 14, 15). Cuando obedecemos, recibimos la bendición de Dios. El obedecer, absteniéndose de participar en actividades y situaciones sociales homosexuales, es el primer paso. Aunque estos primeros pasos pueden ser traumáticos, aun así la Palabra de Dios nos llama a obedecer.

SEGUNDA ETAPA

Auto-estima basada en la gracia

La segunda etapa del proceso de transformación involucra establecer auto-estima. Muchos clientes se sienten abrumados por la culpa de su pasado pecaminoso. Con frecuencia, la verdadera culpa ha sido amplificada por una culpa falsa o por creencias falsas sobre sí mismos. Sí, eres culpable del pecado, pero no, no eres imperdonable. Sí, te has comportado de una forma desagradable, pero todavía te mereces amor -- tanto el amor de Dios como el amor de tu comunidad cristiana.

Uno de los puntos de transición más significativos en mi vida ocurrió una tarde cuando Ren, un pastor que sabía que yo había caído sexualmente, de todas formas me expresó su amor: "¡Doug, lo que has hecho realmente me duele!" Quizá el mensaje no fue transmitido en esas palabras exactas, pero ciertamente las entendí así en nuestra relación. El podía aceptarme así como era -- con todo y pecado. En esa situación, mi ánimo no se elevó, pero -- aún más importante -- dejó de hundirse más y más.

Esta segunda etapa establece la realidad de la gracia, el amor y el perdón de Dios. Es por el amor de Dios, expresado a través de su gracia y perdón, que aquellos de nosotros que luchamos con la homosexualidad tenemos un valor intrínseco. Para aquellos criados en un hogar cristiano y en una iglesia tradicional cristiana, es un momento para ver a la teología transformada en una realidad viviente, personal.

Otro aspecto de esta etapa consiste en aceptarse a sí mismo así como es, incluyendo esas cosas del cuerpo que básicamente no se pueden cambiar, como la forma del rostro, el color del pelo, el tamaño del busto. Hay algunas cosas que sí pueden cambiar, como el peso, pero sigue siendo importante partir de la premisa que uno es digno de cariño.

Si has sido abusado o abusada sexualmente, implica darte cuenta de que no eres un "bien estropeado" debido a este acontecimiento. Como una guía a la sanidad interior, animamos la lectura de Salmo 139:14 y el estudio de las Escrituras, que nos enseñan quienes somos en Cristo.

Finalmente, debemos también abordar la milenaria pregunta: "¿Quién soy yo?" Ya hemos comenzado a contestarla al examinar quienes somos en Jesucristo. Aún así, es necesario continuar avanzando. ¿Quién soy yo como miembro de una sociedad? El tener un cuadro realista de mí mismo es de vital importancia.

En la universidad, con frecuencia permití que mis fracasos definieran quién era yo, sin permitir al mismo tiempo que mis éxitos influyeran en mí. Una nota de "D" en una monografía para un curso de filosofía antigua me decía que nunca podría escribir algo. Sin embargo, cuando mis profesores de psicología exclamaban, "¡Me gusta tu estilo para escribir!" y me daban un "A" en la monografía de ese curso, me negaba a creer que realmente pudiera escribir algo que valiera la pena.

Esta etapa involucra reforzar lo verdaderamente positivo de tu vida. Un número significativo de nuestros clientes están desempleados o subempleados al buscar consejería. Esta situación con frecuencia los aprisiona en la mentalidad de "soy un fracaso". El trabajar nuestra auto-estima en lo relacionado a nuestra ocupación, nuestras actividades sociales y las expectativas culturales constituye un elemento importante en el proceso de sanidad. El aprender a verte a ti mismo como te ve Dios y a aceptar los halagos de otros en tu círculo social te ayudará a librarte de comportamientos y pensamientos contraproducentes y degradantes.

TERCERA ETAPA

Estableciendo amistades con el mismo sexo

A lo largo de la tercera etapa del proceso de transformación, la persona que busca librarse de la homosexualidad debe establecer profundas relaciones interpersonales con otras personas de su propio género. Esta etapa es análoga a suplir las necesidades de personas hambrientas. La principal preocupación es proveerle a la persona del alimento vital que sostendrá su vida. Es necesario restaurar a la persona a una completa salud, aumentando lentamente la provisión de alimento. Al lograrse una completa salud, es importante mantener una constante provisión de alimento, a través de una dieta balanceada. Demasiado alimento puede causar obesidad; muy poco, puede causar inanición.

Para la persona que busca liberación de la homosexualidad, el alimento proviene de la formación de relaciones con el mismo sexo. La condición homosexual, como la describe Moberly, es esta falta o carencia en relaciones con el mismo sexo. No implica un fracaso en relaciones con el sexo opuesto.

El alimento se provee de dos maneras específicas. En primer lugar, es necesario sanar las heridas del pasado. Esto es, la persona debe llegar a perdonar a aquellas personas de su mismo género que lo han herido -- intencionalmente o no. La amargura y la ira deben resolverse primero. En segundo lugar, el individuo debe comenzar a experimentar la aceptación y el amor incondicionales de otras personas de su mismo género. Esto puede hacerse estableciéndose amistades con personas del mismo sexo.

Al ocurrir la sanidad inicial y alcanzar la persona una sanidad completa, es importante que continúe alimentando sus necesidades de amor del mismo sexo. Al ir satisfaciéndose, no necesitará buscar realización a través de la relación homoerótica.

CUARTA ETAPA

Aceptando la heterosexualidad

La cuarta etapa del proceso de transformación implica crecer y acercarse hacia la aceptación de e incorporación al sexo opuesto o complementario. Esto sólo puede ocurrir cuando se ha satisfecho y continúa satisfaciéndose la necesidad de amor del mismo sexo. Sólo cuando uno se ha aceptado e identificado como miembro de su propio género podrá comenzar a desarrollarse una atracción hacia algo que es distinto de sí mismo.

Es importante darse cuenta que el desarrollo de la heterosexualidad es un resultado del proceso de cambio. El salir con alguien, casarse y tener hijos no son prueba de la transformación, ni son una cura para la homosexualidad.

¿Cuál es, entonces, la realidad ex-gay? Sencillamente, es un proceso de crecimiento que involucra obediencia, enriqueciéndose en la relación con Dios, construyendo y manteniendo amistades con el mismo sexo y, finalmente, caminando hacia la relación heterosexual o con el sexo complementario. Al atravesar por el proceso, uno se da cuenta de que nunca estará libre del poder de la tentación (Lucas 17:1), aún cuando el tipo, la fuerza y la intensidad de las tentaciones homosexuales pueden variar dramáticamente.

Pueden también haber fracasos, cediéndose a un evidente comportamiento homosexual o incluso a una relación. Esto es también parte de la realidad ex-gay. Esto no es señal de una derrota total, sino más bien una oportunidad para construir o reconstruir la base para aceptar el perdón y la aceptación incondicional de Dios al presentarnos valerosamente ante El en esas ocasiones cuando parecería que hemos sido derrotados (Salmos 103; Miqueas 7:18-20).


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Publicado originalmente en ingles por Metanoia Ministries. Derecho de traducción al español © 2003-2005.
Exodus Latinoamérica. Todos los derechos reservados.
Originally published in English by Metanoia Ministries. English translation copyright © 1985 by Metanoia Ministries (P.O. Box 33039, Seattle, WA 98177-0039). Spanish translation copyright © 1997 by Exodus Latinoamérica. All rights reserved.

Pornografia: La Trampa y La Salida - David W. Argue

La pornografía es uno de los ataques más insidiosos del enemigo opuesto a la cultura y en contra de la iglesia de Jesucristo. El salto penetra por todos lados y llega a hombres y mujeres e incluye a pastores.

Yo soy la luz del mundo--declara Jesús en Juan 8:12. -El que me surge no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Dijo también -Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado (...)pero, si el Hijo los liberara, serán ustedes verdaderamente libres, versículos 34 y 36. Juan escribió: El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo, 1a Juan 3:8. Esta es la verdad del Reino. No ha cambiado ni se ha debilitado el poder de Jesucristo.

¿Qué es la pornografía? Es cualquier cosa por cualquier media-palabras, fotografías, videos, imágenes, personas, cualquier representación ilícita o expresión inmoral con el intento de provocar en la persona emociones ilícitas o respuesta sexual inmoral. La pornografía es más que películas de XXX. La pornografía está en los canales de películas en las cadenas de cable, en revistas de venta, en los avances de videos que no son para programas para televisión de programación regular, en los canales donde se paga por ver una película y también en el internet informática. La pornografía incluye también la desnudez e inmoralidad en las películas, tales como Titanic. La pornografía abarca la contra portada de las revistas con sus imágenes sensuales, y los catálogos de la cadena de venta de prendas íntimas de vestir de Victoria´s Secret. Incluye los cuentos escritos para apelar a las fantasías pervertidas de las mujeres; las telenovelas y los programas de televisión con sus explícitas escenas sexuales, su lenguaje, las formas sutiles de enseñar que está bien ir a la cama con quien sea. La pornografía comprende todas aquellas cosas que provocan a las personas hacia expresiones sexuales no bíblicas como norma y como estilo aceptable de vida.

Vivimos en una plaga de perdición y sensualidad y como resultado todos somos afectados. Jesús vivió puro y habló claramente acerca de la pornografía y la lujuria. Una paráfrasis en inglés titulada The Message, (El mensaje), interpreta las palabras del Señor en Mateo 5:27,28 de la manera siguiente:

No te acuestes en la cama con la esposa de otro. Pero no creas que has conservado tu virtud simplemente por no acostarte con la mujer de otro. Tu corazón puede ser corrompido por la lujuria aún más pronto que tu cuerpo ve te corrompen también.

La trampa

Personas que estudian la conducta humana informan asuntos que nos deben de alarmar. Dicen que hay seis etapas progresivas de inducción hacia la pornografía.



Etapa 1: La tentación

La tentación pornográfica se representa de muchas formas. La lujuria te provoca a ver lo prohibido. Te sugiere que necesitas experimentar lo excitante, alimentar los deseos carnales y explorar la intimidad.

Se te hace creer que necesitas esto aunque sea una vez, que necesitas estar informado y que en realidad no puede ser tan malo como parece.

Stuard Barton Babbage en su libro Christianity and Sex (Cristianismo y sexo) declara: "Existe una ley sicológica fundamental que dice que cuando la imaginación y la voluntad están en conflicto, la imaginación (casi) siempre vence. Es en la esfera de la imaginación que la batalla debe ser ganada. Si se enciende la imaginación, la batalla se pierde con mayor facilidad."

Necesitamos mantener nuestra imaginación protegida, poniendo cuidado sobre nuestros ojos, nuestras mentes y controlando los excesos de una imaginación desenfrenada.

Santiago escribe: Resistid al diablo y él huirá de ustedes, Santiago 4:7. Hay que resistir desde los primeros momentos. Tenemos que decir: "Señor Jesús, esto no tendrá lugar en mi mente". Si no viene la resistencia desde nuestro corazón, entonces la tentación conduce a miradas prolongadas, a más tiempo mirando fragmentos de programas pornográficos de televisión, a fotografías sugestivas, o a secciones de libros y revistas.

Etapa 2: El encuentro.

Exactamente como enseña Santiago: Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; u el pecado una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte, Santiago 1:15. En la pornografía, la muerte se presenta implacable y penetra todo el ser. Le acompaña a la pornografía una actitud diabólica, la cual impacta la mente, el cuerpo y el espíritu-todos a la misma vez. Con la pornografía se establece una unión entre el pecado y una descarga hormonal, produciendo un efecto poderoso. Un solo encuentro en algunos casos puede dar inicio a patrones que de no ser desechados, pueden rápidamente conducir a la próxima etapa.

Etapa 3: La adicción.

La mayoría de las personas no entienden que de acuerdo a las investigaciones hechas por personas que estudian la conducta humana, la pornografía es adictiva de la misma forma que lo es la heroína, el "crack", el alcohol y los juegos de azar. El Dr. James McGough de la Universidad de California dice: "Experiencias al momento del despertamiento emocional o sexual quedan grabadas en la mente por la química epinefrina, y son muy difíciles de borrar". Jesús lo dijo claramente: Todo el que peca es esclavo del pecado, Juan 8:34.

Etapa 4: La escalada.

Debido a que la pornografía involucra estimulación sin verdadera satisfacción y despertamiento sexual sin satisfacción personal, la pornografía toma la dimensión más íntima de la vida y la abusa. Satanás usa lo inmoral para tomar más y más del alma, cuerpo y mente de la persona mientras da cada vez menos sentimiento erótico. La persona que es adicta a la pornografía encuentra difícil obtener el mismo grado de estimulación que recibía en sus experiencias previas. Tal persona busca, pues, formas más fuertes y degeneradas de estimulación.

Pablo escribe acerca de esta escalada pecaminosa en Romanos 1: 21-32. Investigadores han verificado que lo descrito en estos versículos es la pornografía de la etapa 5.



Etapa 5: La desensibilización.

Lo que antes era alarmante y repugnante se hace aceptable. La conciencia se paraliza al punto de tolerar lo inmoral. Y el peligro se encuentra en la rápida aceptación de los mitos de violación, degradación de la mujer, la pasividad de reacción contra la violencia y el impacto negativo sobre la familia.

Etapa 6: Hacer el papel.

Uno no puede sembrar en la mente ideas, imágenes, pensamientos, sugerencias sin empezar a poner por obra una manifestación malsana de lo mismo. La impresión produce la expresión. El que es malo, de su maldad produce el mal, Lucas 6: 45.

La vida espiritual no puede existir mancomunadamente con el coqueteo pornográfico. El que tolera la pornografía, dentro de poco pierde la vitalidad espiritual.

Existe el mito de que la expresión pornográfica es buena para el matrimonio que no anda bien en la intimidad. Eso es mentira. Lo que sucede es que el cónyuge viene a ser un objeto de juego y no una persona. Aún comparar al cónyuge con una fotografía pornográfica retocada por un técnico puede ser destructivo. Cuando se tiene problema en la intimidad con la pareja, hay que aprender a amar a la pareja y comunicarse con él o ella. No se puede entregar la vida emocional a cosas chocantes, cosas que pueden hacer más grande el distanciamiento en las relaciones del matrimonio.

La salida.

¿Cuál es el camino hacia la libertad? Uno tiene que purificarse y luego seguir andando en lo puro. Para lograr una limpieza tenemos que tomar cinco pasos.

Paso 1: Aceptar la verdad de la Palabra de Dios.

En oración hay que aceptar la Biblia. Hay que decir: "Sí, Señor, he pecado, he tolerado la mugre y he sucumbido ante la tentación. Pero Señor, restablezco mi vida a la pureza por tu Espíritu".

Con la ayuda de Cristo no se puede permitir nada más de lo pornográfico en la vida. Tenemos que resistir toda tentación en esta área.

Paso 2: Confesar el pecado.

Algunas personas caminan muy profundo en el pecado y esperan que se desaparezca del todo en un dos por tres. La cruz es suficiente para redimirnos de todo pecado, pero por medio de un profundo arrepentimiento personal es que Dios trae cambios al alma.

Paso 3: Clamar al Señor desde el fondo del alma.

Tenemos que examinar cada hecho pecaminoso y arrepentirnos. Hay que recibir el perdón y la misericordia de Dios. Su misericordia es grande y su perdón es inmensurable.

Paso 4: Entregar la totalidad de lo que somos a Jesucristo.

Esto abarca los pensamientos, la vida sexual y la vida emocional. El quiere todo lo que somos.

Paso 5: Fortalecer el enfoque de la mente.

Dice Proverbios 23:7: Tal como piensa en su corazón, así es el hombre. Un ejercicio de ayuda es la lectura del libro de Proverbios buscando las muchas referencia a la verdad acerca de la inmoralidad. Hay que fijarse en ellas. Nos incumbe edificar la mente y proteger la vida con la verdad que el Señor tiene para nosotros.

Viviendo en libertad.

Para poder mantenerse puro y limpio ofrezco cuatro consejos.

Primer consejo: Purificar la vida de toda forma posible.

Hay que hacer un inventario completo de la perversión que existe en la vida de uno. Tenemos que estar consciente de las manera en que entra la lascivia. Uno ha de entrar en un modo de pensar continuamente en la operación de hacer la limpieza. Si se hace difícil controlar lo que uno ve en la televisión, entonces la solución es no ver nada en ningún canal. Si por ahí se introduce la tentación, hay que deshacerse de todo. Quizá eso parecerá un extremismo, pero Jesús dijo: Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al infierno, Mateo 5: 29.

Segundo consejo: Evitar lugares donde se le presenta a uno la tentación de mirar algo de la pornografía.

Aléjate de la adúltera; no te acerques a la puerta de su casa, Proverbios 5:8. Como ministros, nos toca estar fuera del hogar muy seguido. Cuando uno está solo en la habitación del hotel, la tentación puede ser prominente. Antes de que uno se sienta débil, hay que ser muy listo. Estando a solas en un hotel, uno puede darse cuenta de que la tentación se hace fuerte y por lo tanto hay que hacer una estrategia con al ayuda del Espíritu Santo.

Algo que hago yo al llegar a la habitación es llamar a mi esposa para decirle el número del cuarto en que me encuentro. También le digo: "He desenchufado el televisor". Es que no quiero regresar a mi habitación después de una reunión en un estado de preocupación y cansancio y sentir el deseo de buscar en los canales algo que ayude a sentirme mejor. Quiero que el tiempo en la habitación del hotel sea un retiro seguro donde Dios y yo podamos estar a solas.

Algunas veces traigo fotografías de mi esposa e hijos y las pongo sobre la pantalla del televisor. En otras ocasiones tomo autoridad espiritual sobre la atmósfera del cuarto.

Tercer consejo: Ser lleno del Espíritu.

Pablo dio este consejo. Como el Espíritu mora en el creyente y como él desea la santidad, él ha de ayudarnos a tener una vida santa. Él fortalecerá nuestra vida y hará que vivamos de una manera piadosa.

Cuarto consejo: Orar con frecuencia cuando somos tentados.

Hay que rogar al Espíritu Santo que venga nosotros de una manera nueva para vestirnos de la pureza de Jesucristo.

Ser responsable a otra persona.

El que lucha con la pornografía necesita ser responsable a alguien más con quien pueda hablar amplia y abiertamente. Nos hace falta quién ore con nosotros y nos pregunte: "¿Cómo te va hoy?"

La responsabilidad mutua es primordial para pastores. Los ministros pueden tener sentimientos de soledad en el ejercicio de sus tareas y no tener en quién confiar. Pero necesitamos tener a alguien cerca nuestra. Proverbios 5:20,21 está dirigido a un joven varón, pero también es para las jovencitas. Es para todos. ¿Por qué, hijo mío, dejarte cautivar por una adúltera? ¿Por qué abrazarte al pecho de la mujer ajena? Nuestros caminos están a la vista del Señor; él examina todas nuestras sendas. (Biblia ampliada).

El Señor nos ayudará. Su fuerza se nos da para hacernos fuertes contra la tentación. Arrepintámonos y confesemos. Vivamos en la justicia de Dios. Podemos quebrantar todo vestigio de tinieblas en esta área para vivir en poder y en pureza.

--Tomado con permiso de la revista Enrichment (Enriquecimiento), Edición de verano de 1999. David W. Argue es Presbítero Ejecutivo para la región norte central de las Asambleas de Dios estadounidenses. Pastorea la iglesia de las Asambleas de Dios "Lugar de Cristo" en Lincoln, Nebraska.